que no.
Desde el después,como siempre físico, temporal, mental, culpo por esa noche de ausencia, de luz opaca enterrando a las graciosas de los ojos.Mano en la frente, pido con todos que el tiempo vuelva; en la mejilla, otra vez, la piel se cae al tacto del no, de eso que no se pensó antes, pero todas las veces sí.
Por eso la gran cavidad que soy se pliega hasta ser todo corazón, todo sangre, y guarda esa piel antigua y engendra otra que la proteja. Porque todos necesitamos piel nueva, cicatrizar la empolvada, reida, llorada anterior que, se quiera o no, va a estar adentro hasta que apaguemos la luz.